El lenguaje del fútbol
Aug 17, 2022 | por Editorial Ipstori
Por Alejandra Ávila
Comunista. Tifoso del Bologna. Poeta de la miseria. Ensayista polémico. Guionista provocador. Director de cine contracorriente. Católico y marxista. Pier Paolo Pasolini fue posiblemente el único pensador que supo desmenuzar la esencia del fútbol, al que describió como su gran pasión. Este afirmaba en una entrevista realizada para La Stampa en 1973 que si no hubiese sido escritor y cineasta le hubiera gustado ser “un buen jugador de fútbol. Después de la literatura y el erotismo, para mí el fútbol es uno de los mayores placeres”[1].
La última representación sagrada de nuestra época
Pasolini argumentaba que el fútbol es la última representación sagrada de nuestra época, superando a la religión de su tiempo. “El fútbol es el espectáculo que ha sustituido al teatro. El cine no ha podido sustituir al teatro, pero el fútbol, sí.”[2] Establece, así, una relación entre el fútbol y el teatro reconociendo que en ambos casos existe un lado en donde se encuentra un grupo de personas en las butacas, mientras que en el otro está el artista. Contrario al cine, que mantiene una relación a distancia con el espectador, puesto que se proyecta mediante una pantalla, sin interacción humana en ambas partes.
“El fútbol, en cambio, se vuelve un espectáculo en que el mundo real, de carne, en las gradas del estadio, se mide con los protagonistas reales, los atletas del campo, que se mueven y se comportan según un ritual preciso. Por ello considero que el fútbol es el único gran rito que queda en nuestra época”, argumentaba Pasolini.[3]
¿El fútbol se juega en prosa o en poesía?
Pasolini no sólo defendía la función social y la relevancia de este deporte. En El fútbol es un lenguaje con sus poetas y sus prosistas, publicado por el diario Il Giorno el 3 de enero de 1971, analizó el juego desplegado en la final del Mundial de México. Brasil se había impuesto por un contundente cuatro a uno a la selección azzurra, y Pasolini razonó aquel resultado: la prosa electrizante de los suyos había sido goleada por la poesía brasileña.
Partiendo del estructuralismo que desarrolló Ferdinand de Saussure, Pasolini establece una correspondencia entre fútbol y lenguaje, según la cual afirma que el primero, al igual que el segundo, son un sistema de signos. El fútbol forma palabras de una manera diferente al uso convencional (escritas-habladas). Las palabras, normalmente, se forman a través de las combinaciones de los fonemas (el fonema se entiende como la unidad mínima de la lengua escrita-hablada). En el fútbol, el fonema se sustituye por un neologismo inventado por Pasolini, el podema[4]. Patear el balón representa esa unidad mínima en el fútbol, pero tal y como sucede con los fonemas, los podemas tienen una serie de combinaciones que forman palabras futbolísticas y, posteriormente, crean un discurso.
“Las palabras futbolísticas son potencialmente infinitas porque infinitas son las posibilidades de combinación de los podemas (es decir, en la práctica, los pases de balón entre jugador y jugador): la sintaxis se expresa en el partido, que es verdadera y propiamente un discurso dramático”[5].
Para Pasolini, los codificadores del lenguaje son los jugadores, ya que ellos realizan las acciones durante el partido, y los que están en las gradas son los descodificadores de ese lenguaje futbolístico, pues comparten el mismo código (las reglas y el subcódigo futbolístico).
“Quien no conoce el código del fútbol no entiende el significado de sus palabras (los pases) ni tampoco el sentido de su discurso (un conjunto de pases)”[6]. Una vez explicado esto, Pasolini recalca el hecho de que, como toda lengua, el fútbol se articula en varias sublenguas, las cuales poseen un subcódigo particular, que necesita ser compartido para ser entendido.
“Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético”[7].
Por lo tanto, el fútbol es un lenguaje en prosa y en poesía.
En ciertos lugares el fútbol se juega en prosa, pero en otros —los barrios— se juega en poesía, ya que no existe un interés mercantil, sino simplemente el disfrute lúdico: juegan sin camisetas, a pecho descubierto. La mayoría, descalzos. No tienen miedo ni a los balonazos ni a las patadas. El fútbol les ha enseñado el juego en equipo: si uno tiene hambre, el otro le consigue una pizza; si uno necesita unos pesos para jugárselos a las cartas, el otro se los da. El fútbol es el último fleco de la infancia; lo que nos aleja de los navajazos, la tuberculosis, la cárcel y la muerte.
Para Pasolini el momento cumbre y poético del fútbol es el gol. Cada gol tiene algo que subvierte el código, algo que frena y detiene el juego por un momento. El capocannoniere es el mejor poeta del año y el fútbol que expresa más goles es el más poético.
“También el regate es, en sí, poético (aunque no siempre como la acción del gol). De hecho, el sueño de cada jugador (que todo espectador comparte) es arrancar en el medio campo, regatear a todos y marcar. Si, dentro de los límites permitidos, se puede imaginar en el fútbol una cosa sublime, es precisamente esa. Pero no sucede nunca. Es un sueño”[8].
Pasolini se rinde ante el espectacular fútbol brasileño, una selección que iba en crecimiento y la dueña del jogo bonito. Por eso es la mejor para él, ya que su fútbol se basa en dos elementos artísticos y poéticos del fútbol: el regate y el gol. En cambio, el fútbol italiano juega en prosa, con su clásico sistema catenaccio y triangulación, que se plantea desde un juego organizado, colectivo y defensivo, su único momento poético es el gol por medio del contraataque.
Pasolini concluye este escrito afirmando que: “el fútbol poético es el fútbol de Sudamérica”[9]. Ese fútbol tiene un esquema particular, en donde se requiere de una capacidad para regatear, como los brasileños lo han hecho durante años, y algo que los europeos no han adoptado con tanta facilidad, ya que prefieren la prosa colectiva, decía Pasolini. “Si el regate y el gol son momentos individualistas-poéticos del fútbol, entonces el fútbol brasileño es efectivamente un fútbol de poesía (…) lo que sucedió en México es que la prosa estetizante italiana perdió ante la poesía brasileña.”[10]
Al igual que Pasolini, si me preguntaran qué me hubiese gustado ser en lugar de editora, respondería “una buena jugadora de fútbol”. Desde muy chica, sucumbí a la febbre del calcio, viviendo, en mi opinión, los mejores años del Liverpool FC con el campeonato de la Liga de Campeones de Europa en el 2005. El paso del tiempo no pudo borrar las alineaciones de aquellas temporadas, marcadas a fuego en mi imaginación. En mi adolescencia, representé con la casaca del número 10 al Estado de Nuevo León en las Olimpiadas Nacionales. Jugaba de contención, o de mediapunta, me llamaban “gacela” por mi típica manera de lanzarme contra los rivales y mi ardiente carrera. Ahora, solo juego fútbol amateur los fines de semana, pero, como diría Pasolini, este es el fútbol más poético.
Este ensayo, ha sido un intento de mostrar que el fútbol es mucho más que un deporte o “el opio del pueblo”, como muchos han dicho despectivamente. Como bien nos enseñó Pasolini, el fútbol es un lenguaje, como lo es también el cine, la filosofía, la poesía y la danza; el cuerpo y el alma son la misma cosa.
¿Hablas calcio, el lenguaje del fútbol de Pasolini?
Te comparto un breve glosario del fútbol italiano en caso de que un día te encuentres frente al televisor, mirando un partido de la Roma o del Bologna.
A
- Abatino: El pequeño abad es este mediapunta con una técnica elegante pero un físico delicado. Sinónimo: Andrea Pirlo, Gianni Rivera.
B
- Bomber: Dicho de un delantero centro prolífico y generalmente dotado de un físico imponente. Sinónimo: Christian Vieri.
- Bandiera: la bandera de un equipo no es solo un trozo de tela sino un jugador carismático que ha desarrollado su carrera en el club.
- Blitz: bombardeo del mercado de fichajes.
- Biscotto: Compartimos la “galleta” cuando dos equipos acuerdan un resultado que les satisface a expensas de otro equipo. Sinónimo: Argelia en 1982, Italia en 2004.
C
- Cucchiaio: nombre dado a la panenka debido a la trayectoria curva de la bola similar al perfil de una cuchara. Sinónimo: Andrea Pirlo, Francesco Totti.
- Catenaccio: estrategia ultradefensiva donde el equipo defiende con ocho jugadores. Sinónimo: Helenio Herera.
- Capocannoniere: El jefe artillero es el máximo goleador de la Serie A. Sinónimo: David Trezeguet.
- Commissario Tecnico: un nombre muy solemne para designar al entrenador de la selección nacional.
- Cartellino: literalmente, la cajita. Se refiere a la licencia de un jugador. En Italia, durante una transferencia, se compra el cartellino del jugador. Una visión romántica del mercado de fichajes.
D
- Dribblomane: Dicho de un jugador que regatea demasiado. El regate, esta enfermedad sudamericana...
- Diffidato: En sentido propio, alguien en quien no se confía. Se refiere a los jugadores suspendidos en caso de tarjeta amarilla…
F
- Fuoriclasse: se dice de un jugador cuyo talento es tal que no está clasificado en ninguna categoría. Sinónimo: Roberto Baggio.
- Fluidificante: defensa lateral muy ofensivo que hace que el juego sea más fluido en los lados. Sinónimo: Zambrotta.
J
- Jolly: jugador polivalente que nos gusta usar en todas las posiciones.
L
- Lunetta: La pequeña luna. Es el arco de círculo que corresponde delante del área penal.
M
- Mister: muestra de respeto al entrenador.
- Manuale del calcio: expresión para designar una acción realizada a la perfección.
- Maledetta: La maldita. Así apodan los porteros de la Serie A al remate de Andrea Pirlo.
P
- Poker: se usa cuando un equipo marca 4 goles.
R
- Rigore: el rigor, en sentido literal, es una imagen que se utiliza para hablar de la pena máxima: el tiro de penal. De la solemnidad del disparo.
- Regista: En Italia, el mediapunta algo remoto se llama director. Tiene una cierta idea de la visión del juego y la puesta en escena.
- Rosa: La fuerza de trabajo. Del romance al entrenamiento.
T
- Tunnel: pequeño puente. Sinónimo: Javier Pastore
- Trequartista: especie en vías de desaparición. Jugador ofensivo posicionado a ¾ del campo. Los llamados número 10.
Z
- Zona cesarini: nombre otorgado a los últimos momentos del partido en referencia a Renato Cesarini, centro delantero del Turín en la década de 1930, que había marcado varios goles decisivos al final del partido.
Referencias
[1] «-Senza cinema, senza scrivere, che cosa le sarebbe piaciuto diventare?
-Un bravo calciatore. Dopo la letteratura e l’eros, per me il football è uno dei grandi piaceri.» Enzo Biagi intervista Pier Paolo Pasolini, La Stampa, enero de 1973.
[2] Pasolini, P. (2020). Sobre el deporte. Contraediciones. Barcelona, p.36-37.
[3] Pasolini, P. (2020). Sobre el deporte. Contraediciones. Barcelona, p.37.
[4] Unidad mínima lingüística del fútbol. Viene de la raíz griega pie (podos), con la misma terminación del fonema, se añade el sufijo al igual que con la palabra fonema (fone-ma, pode-ma).
[5] Pasolini, P. (2020). Sobre el deporte. Contraediciones. Barcelona, p.41
[6] Pasolini, P. (2020). Sobre el deporte. Contraediciones. Barcelona, p.41-42
[7] Pasolini, P. (2020). Sobre el deporte. Contraediciones. Barcelona, p. 42
[8] Pasolini, P. (2020). Sobre el deporte. Contraediciones. Barcelona, p. 43. Algo parecido hizo Maradona en el mundial de 1986 en México, en donde le marcó un gol a Inglaterra arrancando desde media cancha.
[9] Pasolini, P. (2020). Sobre el deporte. Contraediciones. Barcelona, p. 44
[10] Pasolini, P. (2020). Sobre el deporte. Contraediciones. Barcelona, p. 44. Se refiere a la final del mundial de fútbol en México, en donde Brasil le ganó a Italia 4-1 en 1970.